Para apreciar las propiedades de la madera así como su procesamiento y acabado resulta importante conocer el proceso de crecimiento de los árboles.
Los árboles constituyen un grupo importante dentro del reino vegetal, conocidos como plantas portadoras de semillas (espermatofitas). Este grupo se divide a su vez en Angiospermas y Gimnospermas.
Angiospermas
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El término "angiospermas" proviene de dos palabras griegas: αγγειον (angíon- vaso, ánfora) y σπέρμα (sperma, semilla); así, este término compuesto significa "semillas envasadas", lo que las caracteriza es la presencia de flores verdaderas con óvulos encerrados en una cavidad: el ovario, y las semillas protegidas dentro del fruto. Su surgimiento se produjo junto al de los insectos polinizadores. Los angiospermas son árboles latifoiados (), conocidos como de madera dura y pueden ser tanto de hoja perenne como caduca. |
Gimnospermas
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Las gimnospermas son plantas vasculares y productoras de semillas. Se las llama así debido a que las semillas de estas plantas no se forman en un ovario cerrado (esto es, un pistilo con uno o más carpelos que evolucionan a un fruto, como ocurre en las angiospermas), sino que están desnudas en las escamas de los conos. Los árboles gimnospermas son coníferas de hojas aciculares comúnmente denominados como de madera blanda. |
La estructura del árbol
Un árbol normal está formado por un tallo principal denominado tronco, rematado por ramas provistas de hojas. Las raíces fijan el árbol a la tierra y absorben agua y minerales para su mantenimiento. El tronco transporta la sabia desde las raíces, y a través del sistema celular, hasta las hojas.
La fotosíntesis
La fotosíntesis (una reacción de compuestos orgánicos a partir del dióxido de carbono y el agua) se produce cuando la clorofila, el pigmento verde que se halla en las hojas, absorbe energía en forma de luz para producir aquellos nutrientes que hacen que el árbol viva. Como consecuencia de todo este proceso, se expulsa oxígeno a la atmósfera.
La estructura de la madera
La madera es una masa de células celulosas de estructura tubular unidas mediante una sustancia química denominada lignina. Estas células varían en forma y tamaño pero por lo general son largas y delgadas y discurren de manera longitudinal con respecto al eje principal del tronco o de las hojas del árbol. Y es esta orientación de las células lo que da lugar a la dirección del grano.
Las células proporcionan sostén al árbol y permiten la circulación de la sabia y el almacenamiento de alimentos. Las maderas blandas o coníferas tienen una estructura celular sencilla formada principalmente por células traqueidas (con apariencia de fibra) que facilitan la conducción de la savia y el sostén físico inicial. Estas células constituyen filas radiales regulares y forman el cuerpo principal del árbol.
Los árboles de maderas duras o de hoja caduca tiene menos traqueidas que los de madera blanda y cuentan con vasos o poros por los que circula la sabia y fibras que proporcionan sostén. Y es esta especialización de las células la que permite identificar la madera cortada como blanda o dura. El tamaño y la distribución de las células varía, dando lugar a texturas finas o gruesas.
Los árboles crecen gracias a una deposición anual de células formadas por el cambium, que es la fina capa de células vivas y activas que se halla entre la corteza y la madera. Durante el período vegetativo las células se subdividen para formar madera nueva sobre la cara interior y sobre el líber (el tejido que transporta el alimento sintetizado hacia todas las partes de la planta), en el exterior.
Conforme aumenta la circunferencia del árbol, la corteza vieja se desgarra y se forma corteza nueva. Estas nuevas células de maderas se desarrollan en células especializadas para formar albura. La albura se forma en parte de células vivas que almacenan alimentos y parcialmente de otro tipo de células que pueden distribuir la sabia por el árbol pero que no pueden almacenar alimentos.
Además de estas células que discurren al eje del tronco existen otras células radiales que se extienden a partir del centro del árbol. Estas células transportan y almacenan nutrientes de manera horizontal a través de la albura. Las células radiales forman delgadas franjas verticales que resultan difíciles de percibir en las maderas blandas pero muy evidentes en algunas maderas duras, por ejemplo, el roble cuando ha sido cortado radialmente.
Conforme va creciendo el árbol se forma un nuevo anillo de albura alrededor del crecimiento anterior. La albura más antigua deja ya de servir para el transporte de agua y una serie de cambios químicos graduales transforman esta albura en duramen para formar la columna vertebral del árbol. De este modo el duramen va creciendo de tamaño, en tanto que el grosor de la albura, permanece prácticamente constante durante toda la vida del árbol.
Albura y duramen
Por lo general la albura es de color claro y se reconoce normalmente porque contrasta con el color oscuro del duramen. La albura es en calidad inferir al duramen y normalmente es desechada como desperdicio. No es demasiado resistente a la putrefacción y al ataque de insectos. La albura se contrae con más facilidad que el duramen, que es más denso. No obstante, esta posibilidad permite una absorción más rápida de los tintes y de los conservantes.
Dado que el duramen es la parte interior de un árbol en crecimiento y que está formado por la albura antigua, éste no desempeña ningún papel activo en el crecimiento del árbol. De aquí que las células muertas puedan puedan fundirse con el material orgánico haciéndo que las paredes de las células cambien de color gracias a la presencia de sustancias químicas denominadas sustancias extractivas, responsables del colorido que presentan muchas maderas duras, asícomo también de su mayor resistencia a ataques de insectos y hongos.
Madera primeriza y madera tardía
Al igual que sucede con muchas plantas, el modo en cómo crecen los árboles está en función de las condiciones climáticas. Con un clima templado el crecimiento es, por lo general, rápido en primavera, algo más lento en verano, no habiendo crecimiento en invierno.
La madera primeriza o de primavera es, como su nombre lo indica, la parte del anillo anual de crecimiento que se forma en la primera parte del período vegetativo.Generalmente la madera primeriza se reconoce por ser la franja de mayor anchura, y color más claro, de cada uno de los anillos de crecimiento anual.
La madera tardía o de verano es aquella parte del anillo anual que se desarrolla en la última parte del período vegetativo. Esta franja marcada corresponde al crecimiento de una estación, lo cual nos indica la edad del árbol talado y el tipo de condiciones clímaticas en las que se ha desarrollado éste. Unos anillos anuales anchos están indicando buenas condicionaes de crecimiento, en tanto que los estrechos indican condiciones pobres o de sequía.
La madera primeriza es ligera y más fácil de cortar que la madera tardía, que es más densa. Esta diferencia de dureza de la madera primeriza ofrece mejores posibilidades de acabado con una lijadora que con una madera tardía.
La distribución de las células de madera dura ejerce una influencia importante sobre la textura de la madera. Las maderas duras con porosidad circular, como el roble o el fresno, tienen anillos claramente definidos de grandes vasos en el caso de la madera primeriza y de fibras densas y tejido celular en el de la madera tardía. El acabado de estas maderas es más difícil que el de las maderas con "porosidad difusa", como la haya, que tiene basos y fibras distribuidas con gran uniformidad. Si bien algunas maderas como la caoba a menudo presenta porosidad difusa, el mayor tamaño de sus células les puede aportar una textura basta.
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